Nuestro maestro no pierde la oportunidad de comentar con todos nosotros, de forma distendida, aquello que cree importante, sabiendo que dejará un pequeño poso que durará, al menos, hasta el día de la prueba.
Nosotros, atentos a sus sabios consejos, prestamos atención sin pestañear y guardamos, en el cajón de los secretos, esas palabras que rondarán por nuestras cabezas y que recordaremos al día siguiente nada más despertar.
Felices sueños!